Ir al contenido principal

Salmo 63 (62)

Sed de Dios

1 Salmo, De David. Cuando estaba en el desierto de Judá.

2 Dios, tú mi Dios, yo te busco,
sed de ti tiene mi alma,
en pos de ti languidece mi carne,
cual tierra seca, agotada, sin agua.

3 Como cuando en el santuario te veía,
al contemplar tu poder y tu gloria,

4 - pues tu amor es mejor que la vida,
mis labios te glorificaban -

5 así quiero en mi vida bendecirte,
levantar mis manos en tu nombre;

6 como de grasa y médula se empapará mi alma,
y alabará mi boca con labios jubilosos,

7 Cuando pienso en ti sobre mi lecho,
en ti medito mis vigilias,

8 porque tú eres mi socorro,
y yo exulto a la sombra de tus alas;

9 mi alma se aprieta contra ti,
tu diestra me sostiene.

10 Mas los que tratan de perder mi alma,
¡caigan en las honduras de la tierra!

11 ¡Sean pasados al filo de la espada,
sirvan de presa a los chacales!

12  Y el rey en Dios se gozará,
el que jura por él se gloriará,
cuando sea cerrada la boca de los mentirosos.

❋---❋---❋---❋---❋



(Johannes Brahms - Symphony No. 3 in F major, Op. 90 (3rd movement))

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Salmo 71 (70)

Súplica de un anciano 1 A ti, Yahveh, me acojo, ¡no sea confundido jamás! 2 Por tu justicia sálvame, libérame! ¡ tiende hacia mí tu oído y sálvame! 3 ¡Sé para mí una roca de refugio, alcázar fuerte que me salve, pues mi roca eres tú y mi fortaleza. 4 ¡Dios mío, líbrame de la mano del impío, de las garras del perverso y del violento! 5 Pues tú eres mi esperanza, Señor, Yahveh, mi confianza desde mi juventud. 6 En ti tengo mi apoyo desde el seno, tú mi porción desde las entrañas de mi madre; ¡ en ti sin cesar mi alabanza! 7 Soy el asombro de muchos, más tú eres mi seguro refugio. 8 Mi boca está repleta de tu loa, de tu gloria todo el día. 9 A la hora de mi vejez no me rechaces, no me abandones cuando decae mi vigor. 10 Porque de mí mis enemigos hablan, los que espían mi alma se conciertan: 11 << ¡Dios le ha desamparado, perseguidle, apresadle, pues no hay quien le libere! >> 12 ¡Oh Dios, no te e

Salmo 36 (35)

Maldad del pecador y bondad de Dios 1 Del maestro de coro. Del siervo de Yahveh. De David 2 Un óraculo para el impío es el pecado en el fondo de su corazón; temor de Dios no existe delante de sus ojos. 3 Con ojo harto lisonjero se mira, para encontrar y detestar su culpa; 4 las palabras de su boca, iniquidad y engaño; renunció a ser sensato, a hacer el bien. 5 Sólo maquina iniquidad sobre su lecho; en un camino que no es bueno se obstina y no reprueba el mal. 6 Oh Yahveh, en los cielos tu amor, hasta las nubes tu verdad; 7 tu justicia, como los hombres de Dios, tus juicios, como el hondo abismo. A hombres y bestias salvas tú, Yahveh, 8 oh Dios, ¡qué precioso tu amor! Por eso los hijos de Adán a la sombra de tus alas se cobijan. 9 Se sacian de la grasa de tu Casa, en el torrente de tus delicias los  abrevas; 10 en ti está la fuente de la vida, y en tu luz vemos la luz. 11 Guarda tu amor a los que te con

Salmo 12 (11)

Contra el mundo mentiroso 1 Del maestro de coro. En octava. Salmo. De David. 2 ¡Salva, Yahveh, que ya no hay fieles, se acabaron los veraces entre los hijos de Adán! 3 Falsedad sólo dicen, cada cual a su prójimo, labios de engaño, lenguaje de corazones dobles. 4 Arranque Yahveh todo labio tramposo, la lengua que profiere bravatas, 5 Los que dicen: << La lengua es nuestro fuerte, nuestros labios por nosotros, ¿quién va a ser amo nuestro? >> 6 Por la opresión de los humildes, por el gemido de los pobres, ahora me alzo yo, dice Yahveh: auxilio traigo a quien por él suspira. 7 Las palabras de Yahveh son palabras sinceras, plata pura, de ras de tierra, siete veces purgada. 8 Tú, Yahveh, los guardarás, los librarás de esta ralea para siempre; 9 de todas partes se irán los impíos, colmo de vileza entre los hijos de Adán. ❦ (Bach, Violin Concerto in E major (BWV 1042), 1st. mvt., Allegro)